Siempre vuelvo, todavía.




Aquí vuelvo, ya renovada, ya en 2016 y con un título sobre mis hombros.
En realidad todo depende desde la perspectiva que uno tome. Las cosas han cambiado muchísimo, o sólo aparentemente.
Estuve ausente por meses, porque no tenía tiempo de sentarme a escribir. Porque si tenía tiempo, en vez de prender la pc para escribir en el blog, revisaba las redes sociales desde mi celular. Sí, hasta eso cambió mi modo de interactuar con el mundo virtual. Entre Twitter, Tumblr, Instagram y Facebook, toda la vorágine por la que pasé este último año, cargado de estrés e intensidad, hizo que mi poco tiempo de sobra fuera consumido por las redes sociales. O por la larga lista de libros que he comenzado a leer y he dejado por la mitad a causa de mi ansiedad constante, a mi falta de responsabilidad como lectora, que me llevó a mezclar textos de Leduc y de Saer, o Dolina con Lispector.

Pero acá estoy otra vez, con muchas ganas de escribir y de soltar muchas cosas que no puedo transmitir en las otras redes, ya sea por pudor o para evitar malos entendidos. Una vía de conexión con personas que sí tienen ganas de leer atentamente. Porque hasta eso se perdió o se está perdiendo...las ganas de estar en un solo sitio. Dejando que la mente consiga enfocarse en una sola cosa, y sentirla. Van quedando menos personas con ganas de sentir el momento. Todos queriendo pasar de página con un envión del dedo, deslizándose de derecha a izquierda, de arriba hacia abajo, viendo sin mirar.
Por eso quise volver a este sitio, para que aquel lector que tenga tiempo (y todavía goce del privilegio de otorgárselo a sí mismo de vez en cuando) comparta conmigo su opinión, o simplemente lea y disfrute.
Les mando un abrazo cálido a través de estas breves palabras, y nos encontramos en la próxima vuelta...
Bris.

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