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No quiero ver morir el tiempo y sentarme cómoda mirando cómo esquiva las sombras el perrito de la cuadra de mi casa. Me quedé toda la tarde pensando tantas boludeces. Al final de todo, termino por darme cuenta que efectivamente siempre yo soy la que está equivocada. 






Siempre fue a mitad de todo,
nos besamos en la mitad del pasillo,
nos besamos en la mitad del café,
nos besamos a mitad de cuadra,
me dejaste a mitad del amor.
Ahora soy la mitad de mí, y
nada.

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