Siempre queda algo, aunque sea una minúscula parte de una partecita, que lo era todo. Con esa otra persona, construimos un pequeño, pero habitable mundo, y era habitable porque circundaban dos personas. No queda rastro ni nada que pueda llevarnos a ese mar, que supo ser reconfortante...
Las orillas no están en ninguna parte, ahora sólo hay un pequeño océano de silencios que va aumentando la marea.
Sé que alguna vez, todos recordamos el presente acabado.
Siempre te queda algo.
Comentarios
me ha encantado esto que has escrito, es difícil que no te llegue algo tan universal.