Tanto tiempo sin saber nada de él es una sensación incómoda, como si tuviera que saber cómo va a estar el tiempo antes de salir de viaje o algo así. Es tan injusto como hacer un postre riquísimo y que después de que todos lo degustaron, nadie se acuerda de que vos estás ahí, esperando algún simple cumplido...Es tan irritante como la puerta de mi dormitorio que se asemeja al típico ruidito de una película de terror. Es tan desconcertante como enterarte que tu amiga de toda la vida (o al menos una de las más importantes) te dice que se va a mudar de provincia. Es triste saber que está por ahí haciendo su vida sin mi conocimiento (como si tuviera la obligación se hacerlo...) No tenerlo cerca mío es como estar intranquila en un momento de calma, como si tuviera la certeza de que algo malo está por ocurrir. No tenerlo, acá, es como querer gritar en una película muda, o correr en círculos, o escuchar música que no te gusta todo el bendito día. No tener-te acá, a estas horas de la tarde, chateando sin vos, y escuchando canciones que me incitan a querer escribirte (porque te advertí esa tarde de julio, que te iba a seguir usando...) es algo con lo que tengo que vivir, aunque no me guste y me incomode, aunque derroche sueños y pesadillas con vos; a pesar de que no siempre son rostros tuyos los que tengo en mi cabeza, siempre están tus fantasmas por doquier...en la almohada, en un anillo, en un papel, en una foto recortada de una revista, en una cajita de cartón con signos de interrogación...fantasmas tuyos, y recuerdos efímeros que me hacen querer y volver a escribirte. Pasa que cada tarde de domingo, en un tiempo no muy lejano, flotaban versos de mis dedos con sólo el pequeño susurro de tus palabras. ¿Qué pasó con todo eso?
Comentarios
besos linda!
Y a mi también me sucede a veces :S
Qué lindo te quedó este blog Mari! Me encantaa, lleno de colores^^
Y sí, es como decís Jime, los domingos son siempre así! :)
besos a todos!